Foto ©entrecepas |
Ser la cuarta generación de viticultores que trabajan y miman un precioso legado en forma de viña y continuar dignificando una tradición de más de 150 años es una gran responsabilidad; Pero el amor por la tierra no se hereda, se siente o no se siente, y Javier Sanz siente pasión por la suya, La Seca, municipio Vallisoletano donde la variedad Verdejo es la reina absoluta, por eso sus vinos, dignos sucesores de los que hacía su bisabuelo Agustín con la uva del paraje Villa Narcisa, son capaces de expresar el cariño y los cuidados que reciben las vides.
Ayer pudimos disfrutar unos vinos muy personales de la misma mano que poda las cepas y vendimia las uvas. Hicimos un recorrido, con cada copa, de los parajes que a la Ribera del Duero y bajo el amparo de la Denominación de Origen Rueda albergan un mosaico de viñedos trabajados con rigor, buscando la calidad que habla de una filosofía, de la personalidad de un territorio y una bodega.
Javier Sanz Verdejo procede de los viñedos más antiguos que la bodega tiene en La Seca. Es fresco, y enseña sin recato el carácter de la variedad de uva con la que se elabora. Afrutado, aromático y con una sencillez que invita.
Malcorta, elaborado con la variedad de verdejo del mismo nombre, casi extinta, porque la dificultad de su vendimia la condenó al olvido. Rescatada con no poco esfuerzo y gran acierto por la bodega vallisoletana para ofrecer un vino de acidez marcada, lleno de matices y que persiste en nuestro paladar igual que persistirá en nuestra memoria.
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Con 1863 empieza a complicarse la tarea de expresar sensaciones con palabras. Procede de Pago de Saltamontes, un pequeño viñedo familiar que se registró en el año que le da nombre. Los frutos que dan lugar al vino que contienen las escasas 3.000 botellas han crecido en plantas con más de 150 años, plantadas en vaso y vendimiadas manualmente. Es un vino elegante y lleno de matices. La crianza en sus lías durante algunos meses lo hacen cremoso e intenso, con gran estructura y paso largo.
Colorado, la gran sorpresa de la noche. Se nos ha colado un tinto y le hemos dejado quedarse, porque se lo merece. La variedad de uva Colorado no es Vallisoletana, la descubrió Javier en los Arribes de Duero y se la llevó a casa para experimentar con ella. Gran acierto, porque el resultado es un vino peculiar, con mucha personalidad, cuya nariz juega al despiste con la boca y ambas consiguen un resultado mágico.
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Dulce de Invierno son 5.000 botellas donde la Verdejo ha cedido a regañadientes un poquito de su protagonismo para compartirlo con la uva moscatel. En su vinificación combina uva congelada, vendimia tardía y uva secada de manera natural. Tras un paso de ocho meses por barrica de roble francés de tostado medio el resultado es un vino dulce, con buena acidez y poco grado. Compañero perfecto de sobremesa.
Los vinos de Javier Sanz Viticultor son un reencuentro con la verdejo, un homenaje a su tierra, a su familia y a ese legado del que hoy es responsable.
Gracias a Álvaro Cerrada y Restaurante Los Galayos por una velada para repetir y gracias también a Miguel Dantart por amenizar con su voz y su guitarra cada sorbo de vino.
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