Hablar de Ribeiro supone remontarnos al siglo XII, cuando el mosto fermentado de las uvas que daba una tierra bañada por el Miño y sus afluentes hacían las delicias de la corte española y traspasaban fronteras para hacer lo propio en Flandes, Inglaterra , Irlanda, Bretaña e incluso Roma.
Recorrer la Comarca do Ribeiro, situada en la parte noroeste de la provincia de Orense es empapar el alma de historia, los ojos de belleza y el paladar de delicias culinarias de sabor auténtico; perfecta compañía para unos vinos de pasado glorioso que han sabido reinventarse y apostar por la recuperación de variedades autóctonas para imprimir el carácter de su tierra a cada botella.
Restos arqueológicos de castros, iglesias románicas, aldeas medievales y otros muchos testimonios del pasado se ven salpicados por un paisaje de viñedos cultivados en socalcos, bancales o terrazas de piedra que a mí, me parecen en sí mismos verdaderas obras arquitectónicas.
Este año, con Viña Costeira como anfitriones, hemos tenido la oportunidad de participar en la Festa da Istoria, que se celebra en Ribadavia el último sábado del mes de Agosto. Ver esta bella ciudad amurallada convertida en escenario medieval por unos días es todo un espectáculo. Calles adornadas, recreación de escenarios y personajes y un sinfín de actividades nos devuelven al pasado como en una máquina del tiempo.
El Ribeiro es, definitivamente, por su paisaje, sus vinos, su gastronomía, sus gentes y el sinfín de actividades que nos ofrece, visita obligada para los amantes del vino y muy buena alternativa para buscar una excusa y hacer las maletas durante unos días.
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